Políticos y políticos.

Qué mejor que el sentido homenaje a un hombre de Estado recién fallecido como el Presidente Leopoldo Calvo-Sotelo para poner en evidencia las dos formas básicas de entender la vida y de comportarse en la misma. La de la honra y la de la deshonra.
Por un lado la del fallecido -y desde aquí mi más sentido pésame a sus allegados, incluida, por supuesto, a su sobrina la actual Ministra de Educación, Mercedes Cabrera-. Podría resumirse su paso por la política como la de una persona que ha trabajado por la ciudadanía española desde el honor, la responsabilidad y la moral de un buen servidor público. Un político, como muchos otros, que cree que el honor y la ética en el trabajo son un bagaje fundamental en el servicio a su patria.
Y, por ende, podemos contrastar esta actitud con la de otro tipo de político, que ve la vida de forma diametralmente opuesta: desde la percepción dudosamente ética o moral del "todo vale" para medrar.
Así, en unos días de glosa y honras de Estado a un político honrado que fué Presidente de Gobierno, podemos leer a otro, también ex Presidente de Gobierno aunque hoy más conferenciante en Georgetown y "escribidor" de artículos de opinión, apropiándose de la figura de patriota de Calvo-Sotelo para arremeter, una vez más, contra el actual Presidente de Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, por su política antiterrorista. Por eso lo de políticos y políticos. Porque frente a lo éticamente glorioso podemos oponer lo moralmente reprobable u oprobioso. Podemos observar claramente como son los políticos que ya no tienen un mínimo de ética en su vida personal, podemos contraponer a los que creen que todo vale para imponer sus tésis, podemos contraponer a Calvo-Sotelo a los que no aceptan las derrotas democráticas, a los que venden patriotismo de bandera pero no ejercen de verdaderos patriotas.
Esta es una ocasión para poder volver a demostrarle a la ciudadanía que no todos los políticos somos iguales, y que en la derecha -o en la izquierda- hay gentes de bien, pero también auténticos sinvergüenzas sin ética ni honor.
Descanse en paz con mi más absoltuta admiración el verdadero patriota español; al otro que siga así, que recojerá lo que está sembrando: el desprecio más absoluto del pueblo al que un día gobernó.