viernes, 2 de mayo de 2008

Y se lió la del dos de mayo.

No iba a escribir en todo el puente, pero como yo no he podido hacer el puente pues me pongo a ello. El dos de mayo, vaya tema más interesante para comprender quienes somos y de donde venimos los españoles. No es una fecha que para los que nos apasiona la historia sea fácil de interpretar y de valorar. Los acontecimientos anteriores y posteriores son tan contradictorios entre si que dificilmente se pueda tomar postura sin ambajes a favor o en contra de esta revuelta popular y de sus consecuencias.
Y digo bien, revuelta popular, porque estos días andan algunas políticas madrileñas, también populares ellas, intentando apropiarse de los acontecimientos del 2 de mayo de 1808, de la represión, terrible, del 3 de mayo, y del bando de los Alcaldes de Móstoles pidiendo ayuda para los sublevados y, si no al tiempo, hasta de la redacción y espíritu liberal de "la Pepa".
Cuando en los tiempos que corren acusamos de demagogos/as baratos/as a determinados/as políticos/as de la derecha española es porque afirmaciones como las de la Espe, ayer, diciendo que ese levantamiento popular del pueblo llano, muy llano, madrileño significa muy a las claras que ya entonces existía un amplio sentimiento nacional, de nación,que hacía de españa una realidad histórica irrefutable no podemos más que exclamar... ¡vaya chorrez más grande, doña Cuaresma!.
Os aconsejo un libro que hoy viene al pelo: la última novela-ensayo de Arturo Pérez-Reverte, "Un día de cólera" que explica bien a las claras porqué, como y quienes fueron protagonistas de esta revuelta popular. No es una novela al uso, está perfectamente documentada y es más una correlación de hechos, de actitudes, de pensamientos individuales que confluyeron en eso, en un día de cólera que pasó a la historia europea porque significó el primer revés serio a las aspiraciones Imperiales de Napoleón Bonaparte demostrando al mundo que su invencible ejército -el mejor del mundo en esa éopca, por cierto- no era tan invencible. y lo de los h... de los españoles, muy tradicional en ciertos ambientes castizos y derechones, no es más que otra estupidez ya esto mismo sucedió antes y después en Rusia y en Egipto, en grecia y en Portugal... porque al gabacho le dieron "pal pelo" en muchos sitios, no sólo en España.
El dos de mayo significa muchas cosas: primero enciende la mecha contra la invasión napoleónica de España, pieza clave en el damero de las comunicaciones europeas en una guerra total de invasión y expansión del Imperio francés -con su contra cultura, con sus ideas revolucionarias, con la emnacipación del pueblo de las terribles monarquías absolutistas y felonas europeas... o no-. Esa invasión se planteó como la llegada de las luces republicanas y revolucionarias a Europa... pero eso también es discutible: Napoleón no invadió españa para traernos cultura, libertad y fraternidad. El dos de mayo significa el alzamiento de los desesperados, de la gente sin cultura pero con agallas -y navaja fácil- y con orgullo, con mucho/demasiado orgullo. Allí no estaban los ascendientes de la familia de doña Espe, casada con un Marqués -bien guarecidos en sus palacios-: allí estaba el pueblo llano y un puñado de militares que se vieron arrastrados por la visceralidad de las demandas del pueblo "histérico" que les rodeaba y por un puntillo de vergüenza soldadesca, humillados como estaban por el invasor.
No es cierto que Napoleón usara a los "afrancesados" como punta de lanza para el gobierno real de España. Éstos admiraban la filosofía que vino con la revolución francesa, pero sabían bien que Napoleón era un Emperador que venía a imponer su fuerza y no sus ideas. Las ideas nunca se impusieron a un clero rancio y conservador -como el actual...- ni a una oligarquía cortesana muy conservadora de las esencias de la explotación miserable del pueblo al que exprimía desde hacía siglos en base a sus ilustres apellidos y sus prebendas reales. El dos de mayo no trajo consigo a una monarquía española liberadora de la opresión: trajo a un déspota, asesino, enfermo mental y sin duda el peor mandatario de la historia moderna española: a Fernando VII, al que en vez de El Deseado podría haberse llamado el Pertubado.
Por todo ello, lecturas simplonas y demagógicas de representantes políticos actuales de aquellos hechos obedecen a lo mismo que obedecieron la utilización de los mismos unos pocos años más tarde de la revuelta popular madrileña, cuando El Deseado, para imponer su trono, se hizo acompañar por los cien mil hijos de San Luis, por los sotanados y por los caciques con apellidos ilustres que dejaban a los españoles morirse de hambre o matarse entre sí... rara tradición española la de celebrar la contradicción: celebramos el habernos quedado en la cueva del caciquismo durante 150 años más, la resolución de nuestras miserias a través de guerras civiles sin parangón y con 40 años de dictadura fascista cuando Europa avanzaba por las sendas de la democracia y de los derechos humanos. "Cosas veredes, querido Sancho".

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