Una vez más escenas de dolor jalonan el País. Otra vez lo más perverso que nos queda del franquismo se hace actualidad. Una vez más, un tiroteo, esta vez en Francia, un guardia civil muerto y otro en coma nos recuerdan que ETA, tras 40 años, sigue marcando nuestras vidas.
Y me pregunto: ¿no estaremos cometiendo un error al poner tanto énfasis en el dolor que se nos inflinge como País cada vez que hay un atentado, cada vez que matan en nombre de su locura?.
No tienen salida, y lo saben. No conseguirán jamás sus objetivos o ensoñaciones nacionalistas sin fundamento alguno, y lo saben. Terminarán pudriéndose en la cárcel, y lo saben... pero cada vez que se ven protagonistas de los informativos, de los debates, de las discusiones parlamentarias obtienen victorias pírricas, pero victorias al fín y al cabo.
Por eso cuando observo el dolor que sentimos la buena gente expresado en funerales, concentraciones o manifestaciones pienso que alguien, en Las Landas o en otro sitio estará intentando convencer a otros radicales como él o como ella para que sigan teniendo ese protagonismo asesino en nombre de la imaginada Euskalherría. Lamentable.
Descanse en paz el chaval asesinado y tengamos una mínima esperanza para su compañero. Pero, SINCERAMENTE, ETA no tiene salida, desperdició la última puerta abierta que le ha ofrecido la democracia y la ha cerrado de un portazo, por lo que sin salida sólo les queda la huída hacia adelante, el crimen y la cárcel. No les demos más protagonismo aún.