Leo la entrevista del País de hoy a Felipe González y a Alfonso Guerra y no puedo evitar emonionarme. Dos monstruos, en el buen sentido de la palabra, de la política y de la historia de España. Recordar a Felipe, y a Alfonso, es recordar nuestras intensas emociones de cuando éramos más jóvenes -que es la única verdad universal: hace 25 años, sin duda, éramos más jóvenes-.
25 años del triunfo socialista en unas elecciones democráticas. 25 años del encuentro de España, de sus ciudadanos, con un Partido centenario, nacido en 1879, que nunca había sido mayoritario, que nunca había tenido, de verdad, la oportunidad de gobernar para transformar este País desde sus convicciones ideológicas. Siempre había sido el PSOE el Partido apagafuegos de las extrañas coaliciones de Gobierno de periodos turbulentos y breves de nuestra lacerante historia.
Y tras 25 años de aquel triunfo épico y memorable, ¿que regusto nos queda a los socialistas?. Pues si hay que ser sinceros -y este blog se llama sinceramente y sin acritud...-: ¡podemos gritar con orgullo que ¡OBJETIVO CUMPLIDO!. España es otra y es mejor.
Si nos viera Pablo Iglesias. Si viera España en el 2007, casi ya 2008... seguro que lloraría de emoción al ver que los socialistas, sus compañeros, se han convertido en la referencia política del arco Parlamentario, porque ya es irrenunciable la Democracia y el Parlamentarismo en este País; vería como los niños van obligatoriamente y sin pagar al colegio hasta los 16 años y luego pueden ir a la Universidad; vería como nuestros mayores, sea cual sea su extracción social, su patrimonio familiar, tienen aseguradas sus pensiones, tienen asegurada una sanidad que les permita envejecer con dignidad; vería que ponerse enfermo ya no es sinónimo de condena a muerte segura, si no que nuestra sanidad pública es de las mejores delmundo; vería como hay millones y millones de trabajadores, millones de mujeres trabajadoras; vería como se comunica este País, como viajamos como si tal cosa desde Galicia a Cádiz o desde Gerona a Logroño; vería como se está colocando otro pilar de un Estado soñado por sus socialistas, como la Ley de Autonomía Personal o de Dependencia asegurará en un futuro ayuda a los más necesitados... Pablo Iglesias "fliparía", y sin duda, SINCERAMENTE, gritaría como nosotros: ¡Felipe, Alfonso, José Luís: LO CONSEGUIMOS!