Acabo de enterarme por la radio que el guardia civil herido gravemente en Capbreton por los disparos a bocajarro de unos asesinos a sueldo de ETA ha fallecido. A la vez -¡qué paradadojas tan crueles tiene la vida!- oigo que han detenido a dos de los tres terroristas involucrados en este asesinato. No puedo esperar a la confirmación porque me hierve la sangre...
Ayer escribía queriendo mostrar mi mayor respeto por estos dos jóvenes que han perdido su vida por asegurarnos a los demás un espacio de libertad que otros, gudaris de no se sabe qué -se autodenominan- quieren amenazar con su verborrea pseudorevolucionaria, con sus amenazas y chantajes y con sus crímenes.
Decía también, y bien que lamento que sea así, que estos gudaris del horror han decidido ya huir hacia adelante: han cerrado de golpe la última puerta abierta por un Gobierno democrático y por voluntad expresa del Parlamento de la Nación, con harto dolor y enorme esfuerzo, para que dejaran su locura e iniciaran lo que otros como ellos hace años iniciaron, una vida en paz para todos en sistemas democráticos plenamente garantistas... no será así y seguiremos sufriendo por culpa de su locura y de su desesperación vital, porque sólo les ha quedado una puerta abierta tras los crímenes de la T-4 y la de estos dos guardias civiles: la de la CARCEL y por decenios.
Paradojas crueles, decía, porque junto a la muerte del segundo guardia civil, Trapero, se nos asegura la detención de dos de los pistoleros. Y me pregunto, junto a millones de vascos, de españoles, ¿a los ideólogos de ETA, para qué han servido estas dos muertes ?, ¿qué creen que han conseguido con dos muertos más sobre la mesa del tanatorio?, ¿algún nuevo aprendiz de terrorista ve en ello algún rastro de gloria o de honor, de argumento político, de razón que justifique su compromiso con esta banda de asesinos?
Por mi parte, SINCERAMENTE, lamento más la muerte del joven guardia civil, el dolor de su familia, de sus amigos, de la gente de buena voluntad, que la detención de estos dos enloquecidos, porque estos dos iban a caer en manos de la policía tarde o temprano, lo mismo que el tercero que aún sigue huído, y tarde o temprano serán juzgados, condenados y encerrados muchos años lejos de esa ensoñación bajo cuyo patrocinio se están cometiendo enormes barbaridades, Euskalherría.
Por eso, hoy, deseo más que nada que descansen en paz estos jóvenes servidores de la libertad de todos los españoles. Del resto, ya hablaremos.