
¡Y no seáis mal pensados!: que no es Aznar, que entre Georgetown y los golosos y lucrativos consejos de administración de las empresas de Murdoch no tiene tiempo -además de no dar la talla, claro-.
Me refiero a una persona injustamente tratada en su tiempo debido a los engaños y falacias de los conspiradores mediáticos unidos en torno al PP de Aznar en su asalto a la Moncloa en los años 90. Me refiero a Felipe González, un europeísta avanzado a su tiempo que apostó desde antes de ser Presidente de España por encontrar un sitio entre los grandes europeos, primero con el PSOE, referente de la socialdemocracia europea y mundial, y luego con España en 1986.
Ayer, por una amplia mayoría y empujada su candidatura por Sarkozi, Sócrates y Merkel, y posteriormente por Brown y Prodi, se le eligió para presidir el think tank europeo en una época de cambios y de avances, tras ratificar un acuerdo que desbloquea el fracaso de la no ratificación de la Constitución europea.
Se reconoce con este acto dos cosas muy importantes para Felipe y para España; la honradez sin mácula 12 años después de haber dejado el poder y el respeto que su figura y su partido político representan en Europa.
Ni se les pasó por la cabeza a Sarkozi o a Merkel proponer a Aznar pese a que militan en el mismo bando ideólógico y comparten grupo popular en la eurocámara... por algo será. Y lo que, una vez más, resultaba lamentable por penoso era ver como se arrastraban por las esquinas algunos jerifaltes del PP, Mayor Oreja a la cabeza, escondiéndose tras las esquinas intentando desacreditar esa propuesta forzando a que otros grupos conservadores votaran NO. Lo de siempre: serán unos miserias hasta el fín de los días.
Así, y pese al intento del PP, Felipe González será quien coordine, dirija y eleve un documento sobre el que se fijará el destino de la UE y sus futuras fronteras.
Enhorabuena de la de verdad, compañero. Y no de la de Rajoy que mordiéndose el labio de rabia y con la boca pequeña dijo ayer que le parecía bien. Mentiroso.