¡Estoy que me muerdo las uñas!

Alterado, inquieto, espectante...ese es mi estado de ánimo, entre dolido por lo de Carmelo y cardiaco perdido.

¿Porqué?, por que dentro de dos días nos jugamos el futuro inmediato del mundo tal como lo conocemos. Y cierto es que me alegro de que nos lo estemos jugando, después de años y años con un mundo "gobernado" por Reagan, Bush 1 y Bush 2 -con el insólito impass de Clinton-, un mundo que da asco.
No me gusta el juego. Suelo comprar lotería en Navidad por compromiso y no sé cómo se rellena una bono loto o una quiniela. Pero esta vez me alegro de que las cartas estén sobre la mesa: al menos, esta vez, hay partida.
No todo está hecho, como en la década pasada en la que en los USA o ganaba la derecha o le hacían ganar los tribunales "legalizando" el robo electoral. Lo intentarán hasta el final.
El martes nos jugamos mucho. Todos nos la jugamos. Podemos volver a empezar o podemos levantarnos con la amarga sensación de que "este mundo ya no tiene remedio".
Podemos "cambiar al mundo de bases", entre todos, con acuerdo y cooperativamente entre países poderosos y emergentes, entre ricos y pobres, entre americanos y el resto del mundo, o, por contra, podemos quedarnos como estamos, frustrados ante el sinsentido del actual rumbo del mundo mal liderado por un incompetente meapilas agresivo llamado George Bush.
Estamos ante el dilema de intentar reinventar un mundo que ya no funciona o de seguir la estela que nos deje un barco guerrero capitaneado por un correligionario de esa derechona mesiánica, septuagenario y tan cautivo por intereses privados como su antecesor republicano, el antes mencionado imbécil.
Yo necesito intentar el cambio necesario. Yo prefiero jugar: esta vez pago a gusto el precio del boleto. Esta vez o gana Obama o perdemos el resto del mundo. No nos podemos permitir por más tiempo unos USA autistas, con millones de fanáticos religiosos armados aupando al poder mundial a un recauchutado Mc Cain que siga la sinrazón de Bush.
Estoy cardiaco, Barack, así que gana bien el martes, siéntate en el despacho oval, piensa en tu responsabilidad y juntos, con nosotros, con otros, removamos todas las trabas, cambiemos al mundo de bases sobre este hundimiento del imperio burgués... y mejoremos un mundo injusto que oprime ya no al proletario, si no a los que no llegan ni siquiera a proletarios.
Podemos cambiar el mundo. El martes empieza el camino.

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