¿Qué es La Rioja?

Pues depende. Depende de lo que el Gobierno regional y su Consejera de turismo hayan querido proyectar de nosotros en la Expo del Agua de Zaragoza. Depende de lo que los visitantes al stand de La Rioja,uno más entre los pabellones autonómicos, recreen en su mente tras abandonar el cubo de madera y vino que pretende enlazar con el motivo de la Expo, el agua, a través de una copia en vinilo de las bodas de Canaa de Tintoretto -pintor riojano y temática bíblica riojana la de la transformación del agua en vino... lo saben hasta los parvulitos-. También depende del contenido del video que proyectamos, del sonido e iluminación, del merchandising,..., ¡que seremos La Rioja para esos casi 900.000 visitantes que han recorrido en dos minutos el stand institucional de La Rioja en La Expo?. Depende, pero...
Yo podría ser muy, pero que muy, crítico. Es normal, diréis -es un Diputado de la oposición y además es del sector turístico por estudios y algunos años de trabajo en el ramo-. Pero no lo voy a ser tal como esperan algunos. No quiero dañar más la imagen que hemos dado en estos tres meses. No vale la pena, ya nos conocen, lamentablemente, por el bajo nivel que la Consejería de Turismo suele ofrecer en numerosos, que no en todos, ojo, eventos en los que participa.
Se nota improvisación, prisas, falta de presupuesto, desgana, casi envidia con Aragón y la idea e impulso de la Expo, diría yo, falta de imaginación,..., se nota que han tenido que salir del paso con algo que si nos define no lo hace dejándonos bien como Comunidad. Lástima de oportunidad perdida.
Algún día, pasando el tiempo, analizaré técnicamente lo que ha supuesto y qué supone el stand de La Rioja y el resultado en "imagen de región" que ha dejado entre los visitantes... y no será para sentirnos orgullosos.
Hoy, y ya brevemente, quería criticar ferozmente nuestro acto de ayer en la Expo: el Día de La Rioja en la Expo 2008 de Zaragoza. Fué vergonzoso, una vez más, y lamento que ningún medio presente lo ponga en evidencia. En fín...
Fuimos convocados a tal evento "la crème de la crème de la sociedad riojana". Apenas superamos los dos centenares de personas presentes tras árduas confirmaciones, dimes y diretes. Faltó mucha gente, y si a eso le restamos el medio centenar de altos cargos del Gobierno que allí debían estar presentes de clá, pues eso es lo que hubo.
Fueron dos Día de La Rioja: el de las fotos, en el que participaron 20 personas, y el del resto: alcaldes, diputados, invitados en empresas riojanas, instituciones, etc. Los primeros se reunieron en el pabellçón de España a esperar a la Ministra de vivienda, Beatriz Corredor, y, sobre todo, a Pedro Sanz, que en un acto más de descortesía llegó 15 minutos tarde e hizo esperar de pie a la Ministra hasta su aparición en su Audi A8 cual Dictador de República Centroafricana que se baja del coche con rapidez y desprecio hacia quienes le estaban esperando con cara de pocos amigos. Así empezó la tarde.
Los demás, la tropa, nos convocaron a las 16:30 en punto y nos subieron al ático del Palacio de Congresos, nos sentaron a bulto y deprisa en unas sillas de plástico insoportables y nos tuvieron ¡una hora! esperando a que terminaran los "actos oficiales" en otra sala de otra planta de dicho Palacio. Vergonzoso: nos invitan a la sociedad riojana a asistir por televisión, en directo, a una hora de firmas, fotos, sonrisas, regalos cutres, sentados en unas sillas en medio de la nada.
Transcurrida esa hora de espera empezaron los discursos de la Ministra y de Sanz, nos obsequiaron a todos, a media luz y cabreados, con unos 25 minutos de música clásica en directo -también, como Tintoretto, con unas piezas de excelsos compositores riojanos, un tal Beethoven y un tal Schubert- y se acabó. A la carrera nos llevaron al mini pabellón de La Rioja y como al llegar allí sólo pudieron entrar dentro unas 40 personas y fuera, en el recinto acotado, otras 80, el resto nos quedamos fuera, para descojono de los turistas que no entendían nada pero les molaba eso de ver sufrir a 35º C a unos cuantos papanatas en traje y corbata, mientras dentro, Nelia Sáenz de Aja y sus danzarines les deleitaban a los afortunados con bailes regionales, estos sí, riojanos. Creo.
Así que, sintiéndolo mucho, cogí mis bártulos y me volví a Logroño.
Lo que pasó en el canapé, ya me lo contarán.
¿Es esto La Rioja?. Pues que pena.