lunes, 17 de mayo de 2010

Aznar pide más caña, y Rajoy calla.


Para el PP no parece ser suficiente la batería de duros recortes que el Gobierno ha planteado...aunque Rajoy diga lo contrario y aparezca como el "representante de los trabajadores españoles". Así, para Aznar, quien ha vuelto a cargar desde las páginas del Financial Times contra el Ejecutivo por no aplicar más medidas neoliberales, la receta debiera ser "más palos" a los españoles y más facilidades para escaquearse a sus amigotes los especuladores.


Aznar desglosa su receta ultra y de nuevo carga contra España en el exterior al asegurar que es uno de los que corre mayor riesgo de convertirse en Grecia. También dice que la culpa de este descontrol es de Francia y Alemania, como siempre haciendo amigos: manda h...s.

Pero Aznar no sólo carga contra los vecinos Europeos, como no, también le sacude a Zapatero, al que ve "incapaz de resolver los problemas de España" y acusa de falta de aptitud para "dar los pasos necesarios". Unos pasos -o palos, digo yo- que para Aznar son "llevar a cabo fuertes recortes del gasto público para volver a la disciplina presupuestaria, así como aplicar una serie de medidas de carácter estructural que permitan a la economía española recobrar la flexibilidad y competitividad perdidas". Es decir: recortes y privatizaciones, la receta de siempre del PP.

Son siete puntitos de ná  que impondrían desregularizaciones y recortes aún mayores de los aprobados por el Gobierno:

Aznar propone en primer lugar "una reforma a gran escala" de los convenios colectivos, de modo que se produzca una desregularización de las contrataciones, una bajada de impuestos y se aliente a los parados a ingresar en el mercado de trabajo. ¿Cómo? eso le da igual.


El segundo ingrediente de la receta es dejar de subvencionar fuentes de energías renovables, poco eficientes según él, apostar por la energía nuclear y desregularizar el mercado energético. El que más chifle, capador.

Reformar el sistema bancario: permitir la inversión del capital privado en las cajas de ahorro.

Reducir el tamaño de las administraciones regionales, reformando la arquitectura del Estado fruto de nuestra Constitución, es su cuarta idea. Vaya, volvemos al Estado Central franquista... qué  bien.

En quinto lugar, reformar el sistema de pensiones para garantizar su viabilidad a medio y largo plazo; pero no dice cómo.

En sexto lugar pide volver a las privatizaciones masivas, desregularizando ciertos mercados para aumentar la competencia. Como hizo con el suelo en 1998, ya que al haber mucho suelo en el mercado el precio de la vivienda bajaría (ja, ja, ja...)

A su vez, insiste en reformar ciertos aspectos del sistema de bienestar, aunque no dice cuáles.

Por último, pide una reforma fiscal para potenciar la competitividad de la economía. Tampoco profundiza a quienes les bajaría los impuestos y cuales otros subiría, ¡sorpresa!

En resumen: Aznar añora los tiempos de la dicta blanda de Francisco Franco, años en los que una panda de burócratas del Opus Dei campaban a sus anchas predicando la oración y la contención mientras ellos amasaban inmensas fortunas fruto de la corrupción generalizada que parece resurgir, si es que alguna vez desapareció de verdad- entre sus filas.

La demagogia en el PP no tiene límites: predican lo contrario de lo que piensan, y cuando uno de ellos dice toda la verdad de lo que piensa los demás nos echamos a temblar.

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