Ya sabemos que para algunos, los de siempre, a río revuelto ganancia de pescadores. Y eso debieron pensar los Gobiernos conservadores -muy de derechas, diría yo- de Berlusconi y Sarkozi, con el apoyo o el silencio del PP europeo y español, cuando hace unos pocos meses impulsaron el intento de cambio de la normativa europea reguladora de la jornada laboral. Quisieron proponer a través de una Directiva de la Comisión un debate que ya fué rechazado hace unos años, pero la mayoría conservadora del Parlamento Europeo actual les debió reanimar las intenciones de volver a intentarlo. Ahora son ¡65!, y hasta 78, las horas laborales que nos quieren imponer como receta a la falta de competitividad con China, Corea, India o Tailandia...
Ya conocemos las recetas de la derecha: más flexibilidad horaria en la jornada laboral, menos cuotas a la seguridad social, menos seguridad en el trabajo, contratos más cortos y flexibles, negociación individual con el trabajador y no a los convenios colectivos,..., al fin y al cabo: ¡que vuelvan los felices y productivos años de la esclavitud y de la explotación laboral!
Lo que es más vergonzoso es que quienes piensan y proponen estos cambios son los mismos que con sus especulaciones y tejemanejes financieros han hundido los mercados internacionales, han arruinado a miles de empresas, han conseguido disparar las cifras de desempleados en todo el orbe, han conseguido que más de 300.000 norteamericanos pierdan sus casas y muchos de ellos duerman en tiendas de campaña en los suburbios de las grandes ciudades. Son los mismos, y nos vuelven a proponer lo mismo: que la factura de sus desmanes la paguen los Estados con los impuestos de todos los ciudadanos y los trabajadores, trabajando más horas, con menos derechos y con el mismo o peor salario.
En el PSOE lo tenemos muy claro: NO A LA DIRECTIVA EUROPEA sobre ampliación de horarios laborales.
Lo dicho: hoy todo el mundo a la manifestación convocada por los sindicatos mayoritarios y a partir de YA a luchar en asociaciones, colectivos, ayuntamientos, Parlamentos, o donde sea, para que más que nunca se reivindique la validez actual del pacto social, de la negociación colectiva y del modelo sociolaboral europeo.
¡Yo no quiereo ser Coreano, quiero seguir siendo ciudadano de Europa!
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