martes, 1 de enero de 2008

Los Obispos y la política.

Comienza el 2008 lamentablemente como terminó, políticamente hablando,el 2007: con manifestaciones en la calle por parte de los ultras, en este caso católicos, intentando desestabilizar en lo posible al País con un único fin: CRISPAR y DESESPERANZAR.
No es baladí esta actitud. No es nueva esta actitud. Es reflejo de una estrategia perfectamente marcada que se puede englobar en la actividad normal de la acción política de los Neocon españoles,a modo y semejanza de los neocon norteamericanos. Se traza una hoja de ruta cuyo objetivo primordial es el acceso a los resortes de poder de los regímenes democráticos; y para ello todo vale, nada es censurable. Y en este caso, el de los Obispos, ni siquiera moral o éticamente es reprobable. Lo que hay que ver, oír y lamentar.
Los neocon buscan sus aliados naturales. Sin complejos, desde lo más rancio a lo más ultra o a lo más radical, siempre que pueda servir a su manera de ver la vida: conservadores, homófobos, machistas, beligerantes, impositivos, tradiconales familiarmente hablando, hipócritas, egoistas, clasistas, racistas, revisionistas, fanáticos religiosos (eso si, sólo judíos o cristianos), anti progresistas. Se quedaron en teorías supremacistas de antes de la Revolución Franceso, de la Independencia Norteamericana y no digamos de la Revolución Rusa.
Se juntan todos los posibles aliados y se sistematiza un pensamiento radical pero fácil de entender, dogmático y religioso (la religión siempre tiene elementos que infunden miedo); se escogen unos líderes ad hoc; se crea un discurso y se repite hasta la saciedad, hasta que cale en una mayoría social que sea suficiente para lograr el poder.
¿Que no se alcanza esa mayoría de modo natural?: pues se compra, se conspira para destruir al enemigo ideológico y político, se miente, se manipula, se roba lo público. Se hace lo necesario para que el objetivo, casi mesiánico, de devolver a "los justos" al poder se alcance.
Así, los miles de ultras católicos que se unieron ayer en un acto sectario de reivindicación de la caspa franquista, de lo peor de nuestra historia, no estaban allí por mor de un rezo colectivo público (que ya me dirán para qué sirve) si no a la estrategia perfectamente diseñada por los think tanks neocons, jaleada con odio desde la COPE y aledaños y representada como nadie por los Rajoy, Aznar, Zaplana, Acebes o Michavila, Astarloa y Costa de turno.
Hay que revisar ya el concordato con la Iglesia Católica: no podemos asistir impertérritos al acoso y derribo de un País constitucionalmente y socialmente laico por parte de una banda de fanáticos religiosos que nos quieren devolver a la caverna de la que salieron hace poco.
Hoy, tras esa concentración fascista y pseudogolpista de los Obispos españoles, ha nacido un nuevo militante contra la intromisión de la fé en lo público: yo.

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